"The Truth Will Always Be": Una Joya Oculta en Secret Story de Pat Metheny
En el vasto universo de la música instrumental contemporánea, pocos artistas han logrado tejer narrativas emocionales tan profundas y etéreas como Pat Metheny. Su álbum Secret Story (1992), galardonado con un Grammy al Mejor Álbum de Jazz Instrumental, representa un hito en su carrera: una sinfonía ambiciosa de casi 80 minutos que fusiona jazz, world music y elementos orquestales, como un tapiz sonoro que susurra historias no contadas.
Entre sus 19 pistas, "The Truth Will Always Be" emerge como un pilar reflexivo, una meditación de nueve minutos sobre la inevitabilidad de la verdad y la melancolía de lo efímero. No es solo una composición; es un postludio poético, un eco que resuena después de las tormentas emocionales del disco, invitando al oyente a confrontar sus propios secretos.
Un álbum monumental
Secret Story nació de la mente inquieta de Metheny, un guitarrista de Missouri cuya trayectoria ha transitado desde el fusion jazz con el Pat Metheny Group hasta experimentos orquestales que desafían géneros. Grabado en 1992 y lanzado por Geffen Records, fue descrito por The New York Times como una “suite de world-music con fundamentos sinfónicos”, destacando su ambición sweepingly épica.
Metheny contó con colaboradores estelares: Lyle Mays en teclados, Steve Rodby en bajo, Paul Wertico en batería y el percusionista brasileño Naná Vasconcelos, además de la London Orchestra bajo la dirección de Jeremy Lubbock. Invitados como Charlie Haden, Toots Thielemans y Mike Metheny en armónica añadieron capas de intimidad y exotismo. El resultado fue un álbum que evoca paisajes globales: desde los ritmos africanos de Finding and Believing hasta la nostalgia de Antonia.
La esencia de la verdad
La pista 12, "The Truth Will Always Be", se despliega como un río sereno que arrastra recuerdos. Metheny recurre a sintetizadores, percusión eléctrica y guitarra sintetizada, construyendo un lienzo minimalista donde flotan cuerdas orquestales como niebla.
No hay letras: Metheny prefiere que la música hable. El título funciona como mantra ante la fragilidad humana. A lo largo de nueve minutos, la pieza se desarrolla en fases: un hook calmado y repetitivo como ancla emocional, solos de guitarra cálidos y líricos, y la percusión sutil de Vasconcelos. Críticos en Progarchives la han elogiado por su gran estructura, destacando cómo mantiene la atmósfera épica sin caer en excesos.
Es un track que crece orgánicamente, de la contemplación a crescendos orquestales que sugieren catarsis: la verdad, por dolorosa que sea, siempre termina emergiendo.
Puente hacia el final
En el contexto de Secret Story, esta pieza funciona como puente hacia el desenlace. Precede a Tell Her You Saw Me y Not to Be Forgotten (Our Final Hour), temas impregnados de duelo y despedida, lo que confiere a "The Truth Will Always Be" un matiz autobiográfico sutil.
En vivo, especialmente en el concierto de 1992 en New Brunswick (Secret Story Live), la obra se expande en improvisaciones que Metheny describía como “conversaciones con el universo”. Verlo en esos videos es presenciar un trance luminoso, con su Roland GR-50 guitar synth tejiendo texturas que trascienden lo terrenal.
Un secreto revelado
Más allá de su virtuosismo, esta pieza encapsula el ethos de Metheny: la música como verdad revelada. En un mundo saturado de ruido, "The Truth Will Always Be" invita a la pausa, a escuchar el silencio entre notas donde yacen las verdades más profundas.
Para los amantes del jazz fusion y de la world music, es un recordatorio de por qué Metheny sigue siendo un visionario: no solo toca instrumentos, desentraña almas.
Si Secret Story es el lienzo, esta canción es su secreto mejor guardado, uno que, una vez descubierto, siempre será.
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