Peter Gabriel – i/o: espiritualidad, reconciliación y belleza sonora
Después de más de dos décadas sin lanzar un álbum completo de material inédito, Peter Gabriel ha regresado con i/o, una obra monumental que no solo confirma su vigencia artística, sino que lo reafirma como uno de los creadores más sensibles y visionarios de nuestro tiempo. i/o no es un simple regreso: es una declaración. Cada canción es una pieza cuidadosamente elaborada, en la que conviven la tecnología y la emoción, la experimentación sonora y el mensaje humano.
El disco se construyó a lo largo de varios años, y fue lanzado siguiendo el ciclo lunar de 2023, con una canción publicada en cada luna llena. Este gesto no fue anecdótico: refleja la visión de Gabriel de una obra que dialoga con los ritmos de la naturaleza, con los ciclos del tiempo y del espíritu. i/o es un disco profundamente humano, que aborda lo espiritual, lo político, lo familiar y lo universal, todo bajo la mirada de un artista que no ha perdido ni su curiosidad ni su compromiso.
Entre las joyas que conforman este álbum, hay dos piezas que destacan no solo por su riqueza musical, sino por la hondura de su mensaje: "Four Kinds of Horses" y "Live and Let Live".
"Four Kinds of Horses"
Una atmósfera densa y envolvente abre esta canción que, desde la primera escucha, fascina por su poder casi hipnótico. Es un tema que parece flotar entre lo espiritual y lo terrenal, y que encapsula como pocos ese equilibrio tan característico de Peter Gabriel: el del rock artístico, sofisticado, con alma experimental.
La canción nació de la colaboración con Richard Russell, fundador del prestigioso sello XL Recordings, conocido por su trabajo con artistas como Radiohead, The xx y Adele. Gabriel y Russell coincidieron en las sesiones de Everything Is Recorded, un proyecto colaborativo que sembró las primeras ideas de esta pieza. Russell aportó un enfoque minimalista, con texturas electrónicas sutiles y contemporáneas que se integran perfectamente al universo sonoro de Gabriel, creando una simbiosis natural entre generaciones y estilos.
Brian Eno, otro colaborador de lujo, aporta una dimensión esencial al tema con sus sintetizadores. Según cuenta Gabriel, tras oír una de las capas que Eno le envió, supo de inmediato que quería once más. Ese "papel tapiz tridimensional", como lo llamó, le da a la canción una profundidad sonora casi cinematográfica.
A este tejido se suma el bello trabajo orquestal de John Metcalfe, que construye un paisaje emocional sin abrumar, acompañando el crescendo de la canción con elegancia. Y como toque íntimo y conmovedor, la voz de Melanie Gabriel, hija del músico, aparece en los coros, aportando un matiz afectivo que redondea la atmósfera.
El título proviene de una antigua historia budista que describe cuatro tipos de caballos, cada uno representando distintos niveles de sensibilidad espiritual. Esta imagen sirve como metáfora para hablar de la condición humana, del conflicto entre el bien y el mal, y de cómo una misma energía puede conducirnos a la compasión o a la destrucción. Gabriel utiliza esta idea como punto de partida para reflexionar sobre la radicalización religiosa, la manipulación de los ideales y la violencia que puede surgir de interpretaciones distorsionadas.
"Four Kinds of Horses" es una meditación sonora, una obra que se despliega lentamente y que, como pocas, logra conjugar belleza, profundidad y una vigencia escalofriante.
"Live and Let Live"
En contraste, "Live and Let Live" se presenta como una llamada urgente a la reconciliación y al perdón. Con una base rítmica más marcada y un tono algo más directo, esta canción no pierde el refinamiento característico de Gabriel, pero sí muestra un deseo de hablarle al mundo con claridad y esperanza.
Inspirada por iniciativas como la Comisión de Verdad y Reconciliación en Sudáfrica, la canción aborda el perdón como un acto de valentía y transformación. Lejos de plantearlo como una simple consigna moral, Gabriel lo entiende como una herramienta poderosa para romper ciclos de odio y abrir espacio a lo humano.
Una vez más, John Metcalfe firma unos arreglos de cuerdas que, en lugar de dramatizar, acompañan con delicadeza la emoción del mensaje. La voz de Gabriel, siempre cargada de matices, se muestra aquí como un puente entre lo íntimo y lo colectivo, entre la herida y la posibilidad de sanar.
Brian Eno vuelve a estar presente, aportando su sello electrónico envolvente, que se siente como una brisa invisible sosteniendo todo el paisaje sonoro. La canción se convierte así en una súplica por un mundo más empático, más abierto, más dispuesto a convivir sin alimentar viejas heridas.
Un disco para escuchar con los ojos cerrados y el alma abierta
i/o no es un álbum fácil ni inmediato: es una obra para detenerse, para respirar y escuchar con atención. Peter Gabriel no regresa buscando complacer modas ni repetir fórmulas. Regresa con una propuesta artística valiente, comprometida y profundamente humana. En canciones como Four Kinds of Horses y Live and Let Live, se manifiestan con fuerza su sensibilidad, su conciencia del mundo y su inquebrantable fe en el poder de la música como lenguaje universal del alma.
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