Sailing to Philadelphia de Mark Knopfler: Un viaje musical con "The Last Laugh" y "Speedway at Nazareth"
Sailing to Philadelphia de Mark Knopfler: Un viaje musical con "The Last Laugh" y "Speedway at Nazareth"
Sailing to Philadelphia, lanzado el 26 de septiembre de 2000, es el segundo álbum en solitario de Mark Knopfler, exlíder de Dire Straits, y una obra que consolida su evolución como artista. Publicado por Vertigo Records y Warner Bros., este disco, que vendió más de 3.5 millones de copias para 2002, alcanzó el Top 5 en Europa con una mezcla de rock, blues, country y americana.
Inspirado en parte por la novela Mason & Dixon de Thomas Pynchon, el disco explora temas históricos y cotidianos con una sensibilidad poética. La canción titular, un dueto con James Taylor, narra la historia de Charles Mason y Jeremiah Dixon, los topógrafos ingleses que delinearon la famosa línea Mason-Dixon en la década de 1760, un símbolo de la división entre el norte y el sur de Estados Unidos. Esta pieza establece el tono del álbum: introspectivo, narrativo y cargado de texturas sonoras que reflejan la maestría de Knopfler como guitarrista y storyteller.
Producido por Knopfler y Chuck Ainlay, y grabado con músicos de élite como Guy Fletcher y Richard Bennett, las 13 pistas de Sailing to Philadelphia ofrecen una experiencia cohesiva, desde el enérgico "What It Is" hasta baladas como "Prairie Wedding". Aclamado por la crítica —Rolling Stone lo llamó un "retroceso bienvenido" a Dire Straits—, el álbum se vio reforzado por una gira mundial en 2001 y sigue siendo un favorito de los fans. Entre sus joyas destacan "The Last Laugh" y "Speedway at Nazareth", dos canciones que muestran la profundidad y versatilidad de Knopfler.
"The Last Laugh": Soul y resiliencia con Van Morrison
"The Last Laugh", quinta pista del álbum con 3:20 de duración, es una colaboración memorable entre Knopfler y Van Morrison que destila soul y reflexión. La letra, escrita por Knopfler, celebra la resiliencia frente a la adversidad con líneas como "Don't you love the sound of the last laugh going down" y "They had you crying but you came up smiling", pintando un cuadro de lucha y redención con imágenes de soldados, marineros y trabajadores. La voz rasposa de Morrison se entrelaza con la entrega contenida de Knopfler, mientras su guitarra traza líneas sutiles sobre el Hammond de Jim Cox y la batería de Chad Cromwell. Influida por el blues y el soul, la canción refleja la admiración de Knopfler por Morrison, a quien consideró un ícono desde joven. Aunque no fue sencillo, su química única y tono agridulce la convierten en una pieza esencial del disco, equilibrando melancolía y esperanza con un toque irónico.
"Speedway at Nazareth": Una épica de rock y narrativa
Con 6:20, "Speedway at Nazareth", décima pista, es la canción más larga del álbum y un punto culminante por su narrativa y virtuosismo. Knopfler relata la odisea de un piloto de carreras a través de pistas como Phoenix, Indianapolis y Nazareth, usando estas como metáforas de desafíos vitales: "The Brickyard’s there to crucify anyone who will not learn" y "But at the speedway at Nazareth I made no mistake" evocan sacrificio y triunfo. La introducción suave, con voces de Gillian Welch y David Rawlings, ( Gillian Welch (Nueva York, 2 de octubre de 1967) es una cantautora estadounidense. Actúa con su socio musical, el guitarrista David Rawlings. Su estilo musical es sobrio y oscuro, combina elementos de Appalachian music, bluegrass y americana, )". da paso a un ritmo creciente, culminando en un solo de guitarra electrizante. El pedal steel de Paul Franklin y la sección rítmica de Chad Cromwell y Glenn Worf añaden capas de melancolía y fuerza. Lanzada como lado B de "Why Aye Man" en 2002 y grabada en vivo en Toronto en 2001, esta pieza fusiona rock, folk celta y americana, mostrando la habilidad de Knopfler para contar historias universales de perseverancia.
Sailing to Philadelphia es un puente entre el legado de Dire Straits y la madurez solista de Knopfler, y canciones como "The Last Laugh" y "Speedway at Nazareth" encapsulan su talento para combinar narrativa, emoción y maestría instrumental. Si buscas un álbum que te transporte a través de historias y sonidos, este clásico del 2000 es una escucha imprescindible.
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