🌊 Focus – Moving Waves (1971): Virtuosismo, locura y belleza instrumental
Pocos discos en la historia del rock progresivo han logrado equilibrar con tanta elegancia el virtuosismo, el humor y la sensibilidad como lo hizo Moving Waves, el segundo álbum de estudio de la banda neerlandesa Focus. Publicado en 1971, este disco catapultó al grupo a la fama internacional y estableció su nombre como uno de los pilares del prog europeo de los años setenta.
Formado por Thijs van Leer (teclados, flauta, voz), Jan Akkerman (guitarra), Pierre van der Linden (batería) y Cyril Havermans (bajo), Focus ofrecía una propuesta completamente original: instrumental en su mayoría, con piezas que combinaban rock, jazz, música barroca y un nivel técnico apabullante.
Focus fue un grupo que estuvo a la altura de los grandes de aquel momento —Genesis, Camel, Yes, ELP— y sus componentes fueron considerados auténticos solistas de élite dentro del rock progresivo. Tanto Akkerman como Van Leer eran vistos como músicos visionarios, con estilos únicos y una técnica prodigiosa. Dejaron una huella profunda en la historia del género, y sus canciones forman parte del legado imprescindible del rock sinfónico. Aunque con el tiempo siguieron caminos separados, la música que crearon juntos sigue viva y reverenciada.
⚡ Hocus Pocus: cuando el delirio se vuelve clásico
Si hay una canción que simboliza a Focus ante el gran público, es sin duda Hocus Pocus. El tema irrumpe con un riff de guitarra demoledor cortesía de Jan Akkerman, acompañado por una batería desatada y una sucesión de locuras vocales que van desde el yodel hasta silbidos, carcajadas, falsetes y todo tipo de sonidos guturales imposibles de clasificar.
En lo que parece una mezcla improbable de hard rock y comedia musical, Hocus Pocus funciona gracias a la tremenda química entre los músicos y a su ejecución impecable. Es un tema que no se parece a nada más: una especie de montaña rusa sonora donde lo absurdo y lo genial conviven en perfecta armonía. A pesar (o tal vez gracias) de su excentricidad, se convirtió en un hit internacional y es aún hoy uno de los riffs más reconocibles del rock setentero.
🎨 Focus II: la cara contemplativa del virtuosismo
En contraste absoluto con el frenesí de Hocus Pocus, la pieza Focus II es una obra instrumental delicada, melódica y profundamente evocadora. Aquí, el grupo demuestra que no solo puede hacer rock progresivo con energía desbordante, sino también con sensibilidad y lirismo.
La guitarra de Akkerman fluye como un arroyo cristalino, con un tono cálido y expresivo que emociona sin necesidad de palabras. Los teclados de Thijs van Leer acompañan con suavidad, construyendo una atmósfera casi meditativa. Es una composición que invita al recogimiento, a perderse en la belleza de la forma, en la pureza del sonido.
Focus II representa el corazón emocional del álbum, y también del grupo. Cada miembro brilla sin buscar protagonismo, en un equilibrio perfecto. Es música para cerrar los ojos y dejarse llevar.
🌊 Un disco que lo tiene todo
El resto del álbum no se queda atrás. Desde la pieza épica final Eruption hasta la lírica Moving Waves, el disco es una muestra de creatividad desbordante y de una libertad compositiva rara vez vista en la época. En Moving Waves, Focus demuestra que el rock progresivo podía ser tanto una fiesta sonora como una experiencia trascendental.
Más de cincuenta años después, Moving Waves sigue sonando fresco, atrevido y único. Un testimonio de una banda que no se parecía a ninguna otra, y que en su segundo disco encontró la fórmula mágica para hacer historia.
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